Volcán San Pedro

El lago más bello del mundo está rodeado por tres imponentes volcanes siendo estos el Tolimán, el Atitlán y el San Pedro. Este último ubicado en el municipio con el mismo nombre, en el departamento de Sololá.
Si estar en alguno de los muelles del lago viendo como el agua se sacude por el viento y como las embarcaciones se cruzan de un pueblo a otro, te transmite un sentimiento de paz y armonía, imagínate como se siente observar el imponente lago de Atitlán desde la cima de uno de los volcanes.

Todo comienza con un agitado y dañado camino que se desprende de la carretera interamericana rumbo al municipio de San Pedro la Laguna. Si se cuenta con más tiempo y se quiere vivir una mejor experiencia, se puede bajar al municipio de Panajachel y desde allí tomar una lancha que lo transporte a San Pedro.



Luego nos dirigimos al parque ubicado en las faldas del Volcán, donde inicia el sendero para subir a la cima. En esta estación hay baños, bancas, mesas, esculturas típicas y un mirador. Es perfecto para finalizar la caminata de regreso, y para prepararse antes del ascenso. El sendero es un tanto inclinado, por lo que unos zapatos con buena tracción serán muy útiles. El recorrido es bastante agradable por el aroma de los cafetales que rodean el camino. Además en algunos puntos del recorrido te puedes topar con árboles de aguacate, que te pueden proveer de muy buenas vitaminas y ayudar a recargar las pilas.




A la mitad del camino te encuentras un muy bien ubicado mirador llamado "camino hacia las nubes". Desde este mirador puedes divisar el pueblo de San Pedro y el lago en general. Es un punto magnífico para sacar fotografías y para tomar un pequeño descanso. Así mismo tiene algunos carteles informativos sobre la fauna y flora endémica del lugar.

Como es típico de los volcanes, cuando te vas acercando a la cima el terreno se vuelve rocoso y en algunos casos más inclinado. Así mismo ocurre en el San Pedro, en la punta las grandes rocas te sirven como asiento para poder descansar y dejarte llevar por la belleza sin igual del paisaje.


Si tu plan es pasar la noche en la cima, puedes armar tu casa de campaña en uno de los espacios que se abren entre las rocas. Estas grandes piedras ayudan a desviar el viento, lo que te protege del frío y te permite mantener encendida una fogata. El inconveniente es que el espacio no es demasiado grande, y solo caben algunas carpas. Si no encuentras espacio, deberás instalarte un poco antes de la cima.






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